Es innegable el poder que las puntuaciones
de los exámenes y las notas, han alcanzado hoy en día en la educación a pesar
que se ha demostrado ampliamente que son casi la peor manera de promover la motivación
por aprender.
¿Pero cuánto daño han hecho y
hacen las notas en las familias? La mayor parte de los padres nos mostramos
ansiosos ante las notas de nuestros hijos, como si de nuestros propios resultados
se tratara. Las queremos y las odiamos al mismo tiempo por lo que implican.
Interpretamos las notas de
nuestros hijos desde nuestra propia creencia de su futuro y así, efectuamos
juicios incorrectos, hacemos valoraciones mal realizadas, comparaciones
odiosas, sin tener en cuenta a nuestros propios hijos, porque de repente “las
notas” toman su propia entidad por encima de ellos y perdemos la perspectiva
sobre nuestro propio papel de madre o padre para convertirnos en jueces, que
bajo el paraguas de querer lo mejor de nuestros hijos, nos metemos en una
espiral de preguntas sin respuesta: ¿aprobara todas?, ¿su media será suficiente
para entrar en la carrera que quiere?,¿ podrá conseguir un “empleo seguro”?…esto
nos aparta de la realidad y no nos permite ayudarles.
Normalmente nos quedamos con el “numero”
de nota que ha sacado, y ¡hay¡¡ si ha sacado menos de un 5 o si no ha llegado a
un 7, etc. ¿Cómo ha podido sacar estas notas?, no ha estudiado lo suficiente,
no se entera de nada, y en el peor de los casos, el profesor la tiene tomada
con él/ella.
Muchos padres se muestran
nerviosos respecto al CI de sus hijos entendiendo que este determina las “capacidades
de sus hijos”.
Stephen Hawking es recordado como
un genio por su trabajo en la rama física y agujeros negros. Una vez le
preguntaron cuál era su CI y su respuesta fue “No tengo ni idea. Las personas
que se jactan de su CI son perdedores” el mensaje es que cuando alcanzas logros
(y todos podemos) el CI se revela como lo que es… un numero más.
Lo mismo sucede con las notas de
los exámenes, está bien y debemos tenerlas en cuenta, pero no deben ser el
centro de nuestra relación con los hijos de cara a sus estudios.
El peligro de quedarse en el numero,
es que asignamos a estos su equivalencia en conocimientos adquiridos, así, si
ha sacado un 10 es que sabe mucho-ha estudiado mucho y si ha sacado un 1 es que
no sabe nada-no ha estudiado nada.
Si nuestros hijos han sacado unos
resultados buenos, automáticamente, nos sentimos tranquilos y dejamos de pensar
en el tema, pero si nuestros hijos han sacado malas notas o han suspendido,
entramos en crisis.
Aquí viene la segunda lectura, cuando
nuestros hijos no sacan buenas notas, porque a partir de este momento,
empezamos a buscar explicaciones de cuál es el motivo que nuestro hijo saque
esas notas y las acusaciones para ellos: hablas en clase, no estudias
suficiente ya te lo dijimos, no atiendes lo suficiente, no te enteras de nada,
no vas a ser nada en el futuro si sigues así, tus compañeros te van a
adelantar, vas a repetir curso y te quedaras atrás…
¿Quién no ha pensado o dicho eso
a sus hijos? Pero es necesario parar y “estar presentes” para nuestros hijos, y
esto significa dejar de centrarnos en nuestras creencias para estar al lado de
nuestros hijos y comprender qué sucede para que sean esos los resultados que
obtiene, ¿qué hay detrás de ello?, y ¿cómo podemos abordar la situación para
buscar la mejor solución?
Para ello hay que “reenfocar”
nuestro papel como padres: en boca de Álvaro Merino, experto en desarrollo del
talento, él comenta…”si tu hijo saca un 1 en matemáticas, le pones un profesor
particular, pero si saca un 8 en arte ¿le pones también un profesor particular?
No¡ y así es como vamos poco a poco matando el talento de nuestros hijos.
Por otro lado hay que tener en cuenta
que detrás de las notas de los exámenes, hay unas competencias emocionales que
olvidamos y entre las que destacan:
-
La autonomía. Los padres tenemos que saber
interpretar si nuestros hijos aprenden a aprender, a tomar la iniciativa, de su
propio aprendizaje. Ver si a medida que crece va asumiendo sus
responsabilidades y poco a poco dejamos de ser su agenda y su “profe” particular
-
El esfuerzo. Cada día deben dar un paso más, en
sus conocimientos y actitudes. Pero ojo, no olvidemos que notas y esfuerzo no
siempre tienen una relación directa.
Como padres también debemos
plantearnos la comunicación que establecemos con el colegio y los profesores. En
la mayoría de las veces las notas son el único motivo que nos empuja a
comunicarnos con el centro. Pero si queremos conocer las debilidades y fortalezas
de nuestros hijos es necesario que haya más comunicación con el centro para así,
establecer una estrategia conjunta que nos evite una lectura simplista de las
notas y que nos ayude a potenciar los aspectos positivos de nuestros hijos.
“Para el niño son más importantes
las reacciones que los demás muestran ante sus incapacidades que las
incapacidades mismas” … (Enemigos de la autoestima de Mª del Carmen Ramos Mantecón”)
... Y hay que tener en cuenta que estas reacciones no solo se expresan con
negativos, tachones en cuadernos, etc. sino también con nuestro lenguaje
verbal, aquel que expresamos con gestos, tonos de voz, dobles mensajes, etc. a
partir de los cuales los niños interpretan juicios de valor, que le dicen “eres
bueno o eres malo”, “esto lo haces bien, esto lo haces mal” y esto le hará ir
formando o “deformando” su personalidad para ser como los adultos quieren y/o
para verse más y mejor aceptado en esa “realidad” de la vida que hemos creado para
él a partir de nuestras creencias como padres y como educadores.
Es por tanto establecer una relación
sana con las notas de nuestros hijos lo que nos ayudara a desatar todo su
potencial porque cuando lo hagamos:
-
Dejaran de atormentarnos y frustrarnos y nos
centraremos en la relación con nuestros hijos porque las notas dejaran de interponerse
en la relación con nuestros hijos
-
Nos ayudara a quitarnos la venda de los ojos y empezaremos
a ver los puntos fuertes y débiles de nuestros hijos
-
Evitaremos el juego de las comparaciones que
tanto daño hace. No nos centraremos en lo que los demás hacen, sino en lo que
nuestro hijo puede hacer
-
Las notas no son un indicativo de lo que podemos
hacer en la vida. Un sobresaliente a menudo lo que significa es que nuestro
hijo ha aprendido a jugar al juego que le plantea el colegio, pero la
experiencia nos dice que no siempre significa que tenga un autentico dominio
del contenido.
-
Y sobre todo que si dejamos que nuestros hijos
pasen por periodos de fracasos, estaremos enseñándoles una autentica lección de
vida porque a menudo las mejores soluciones suelen emerger de los fracasos, y
el resultado es la EVOLUCION.
Esto no
significa que dejemos a nuestros hijos a su libre elección, y no les animemos a
estudiar, pero sí que las notas y la interpretación que hacemos de ellas, deje
de ser el centro de nuestra relación con ellos. Así que ármate de paciencia, confía
en tus hijos y tu tampoco dejes de aprender y de auto motivarte en el
maravilloso papel de ser padres.
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